Esto lo escribo tal vez más para mí que para los demás. Hablo de arte, sí, esta es la finalidad de este blog, lo demás, que importa. Sólo importa o me importa, lo que hago, mi yo, ese ser, elemento creado a base de materia orgánica, que se ve y se toca, no es del menor interés, por lo menos para mí, para los demás ni lo sé, ni me importa.
Hoy expongo, tal vez más para mi complacencia que para los demás, los demás si me ven, pues salvo una persona, del resto no tengo la menor idea, por lo cual este blog, es para mí, para mi placer de lo que hago, y no se a quien se lo lego. A mi querida seguidora Ali, persona llena de encantos y fantasías, que vive en el mundo de lo irreal, igual que mis obras, se ven, se miran, se sienten.
En los principios de mis obras, las calles que se podían ver, nunca su contenido humano, es uno de los motivos por los que abandoné dichas maneras de pintar, la casa, la calle, sí, lo sé hacer, y muy bien, pero no he sabido trasmitir lo que de verdad deseaba comunicar. Punto cerrado.
Entro en otro nivel, ni más alto ni más bajo que los anteriores, simplemente distinto. He abierto unas puertas a lo espiritual a lo interno, abandono total de lo concreto, lo externo, no me interesa pues no conseguí a través él establecer mi diálogo, a decir lo que quiero. Un día un cenutrio me dijo después de una exposición a la que no asistió pese a estar invitado y nuestros vínculos amistosos, se desarrollaban en el lugar de trabajo, su cargo por encima del mío, que un tal Vicente, cliente de la compañía y según él, experto en arte, que mis acuarelas bien, pero que en oleo pinchaba. En primer lugar, habla sin conocer la obra, en segundo, en nombre de otro, la obra que este menda (Vicente) tiene en su casa o en su compañía dicen claramente la clase de entendido que es. La conclusión después de ver como muestra digna de un aparente talentoso en el mundo de las artes, da motivos suficientes para no pintar más. Así que entre cenutrios, mendas, pintores de profesión, críticos de ficha y palabrería ininteligible, galeristas que no arriesgan a no ser que pagues lo que no está en los escritos, se venda o no se venda, (ellos siempre ganan, como en los casinos), subsistirán sólo mientras le quede algún incrédulo que recurra a ellos, en cuanto la escasez disminuya por necesidad la población “artística” recurrirán a los que aun sobrevivan y que en otro momento fueron menospreciados por ellos.
Expongo ahora dos más de estas pequeñas pero grandes obras para mi, en ellas está encarnado un sentir intimo que cargado de ilusión, abre una nueva etapa, durará poco, porque detrás de esta ya se está gestando otra, esto no tiene fin, es lo bueno del arte, siempre está en activo. Y las expongo para mi placer y para dar entrada a la verdadera critica, la leal y la que es de verdad ya que sale del corazón y no a base de llenar el bolsillo del crítico, la del espectador.
Hoy expongo, tal vez más para mi complacencia que para los demás, los demás si me ven, pues salvo una persona, del resto no tengo la menor idea, por lo cual este blog, es para mí, para mi placer de lo que hago, y no se a quien se lo lego. A mi querida seguidora Ali, persona llena de encantos y fantasías, que vive en el mundo de lo irreal, igual que mis obras, se ven, se miran, se sienten.
En los principios de mis obras, las calles que se podían ver, nunca su contenido humano, es uno de los motivos por los que abandoné dichas maneras de pintar, la casa, la calle, sí, lo sé hacer, y muy bien, pero no he sabido trasmitir lo que de verdad deseaba comunicar. Punto cerrado.
Entro en otro nivel, ni más alto ni más bajo que los anteriores, simplemente distinto. He abierto unas puertas a lo espiritual a lo interno, abandono total de lo concreto, lo externo, no me interesa pues no conseguí a través él establecer mi diálogo, a decir lo que quiero. Un día un cenutrio me dijo después de una exposición a la que no asistió pese a estar invitado y nuestros vínculos amistosos, se desarrollaban en el lugar de trabajo, su cargo por encima del mío, que un tal Vicente, cliente de la compañía y según él, experto en arte, que mis acuarelas bien, pero que en oleo pinchaba. En primer lugar, habla sin conocer la obra, en segundo, en nombre de otro, la obra que este menda (Vicente) tiene en su casa o en su compañía dicen claramente la clase de entendido que es. La conclusión después de ver como muestra digna de un aparente talentoso en el mundo de las artes, da motivos suficientes para no pintar más. Así que entre cenutrios, mendas, pintores de profesión, críticos de ficha y palabrería ininteligible, galeristas que no arriesgan a no ser que pagues lo que no está en los escritos, se venda o no se venda, (ellos siempre ganan, como en los casinos), subsistirán sólo mientras le quede algún incrédulo que recurra a ellos, en cuanto la escasez disminuya por necesidad la población “artística” recurrirán a los que aun sobrevivan y que en otro momento fueron menospreciados por ellos.
Expongo ahora dos más de estas pequeñas pero grandes obras para mi, en ellas está encarnado un sentir intimo que cargado de ilusión, abre una nueva etapa, durará poco, porque detrás de esta ya se está gestando otra, esto no tiene fin, es lo bueno del arte, siempre está en activo. Y las expongo para mi placer y para dar entrada a la verdadera critica, la leal y la que es de verdad ya que sale del corazón y no a base de llenar el bolsillo del crítico, la del espectador.
Cenutrios, sí, ese claque de intelectualoides que pretende manipular el arte, suplantando artistas por actores.
ResponderEliminarEl arte es una forma de ver, de sentír, de vivir y ser, en cada instante del vagido. Y como todo dios, "solo busca adoradores que le adoren en espíritu y verdad."
Bienaventurados, cuando "digan toda clase de mal, contra vosotros mintiendo."
Solo al árbol con frutos le lanzan piedras y con cada piedra, clavan una nueva astilla en el costado de los días, sangre y agua sin salida, entonces es desatada, multiplicando la fe en la belleza prometida...