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sábado, 20 de marzo de 2010

LA FUERZA DEL TRAZO MONOCOLOR.


Voy a seguir publicando mis manchas, esa que se parecen a las que los psiquiatras le enseñan a los que están pirados, pero este no es el caso, yo las hago y las enseño para dialogar, no para conocer la psiquis de los demás. Este es uno de mis vehículos de comunicación donde a través de ellas expreso sentimientos, gustos o tal vez disgustos, de esto último muy poco.

Cada una de ellas, de las manchas, para mi formas donde lo absurdo, tal vez caótico, toma forma humana y a través de ellas exteriorizo como alfombra bajo los pies el calor un mundo poético donde la parte más romántica de las personas llenas de sensibilidad establecen como yo un sentir que sin palabras, sin sonidos, nos envuelven y nos trasladan a mundos que sólo existen dentro de nosotros, o mejor, está en nosotros.


Una vez vi a un chino que con su pincel trazaba unos bellísimos signos, maravillado estaba al pensar que cada uno de ellos tenía un gran contenido verbal. Estoy seguro, dada la belleza de cada forma, el equilibro en sus volúmenes, expresaba extraordinarias emociones de si mismo que a través de esas firmes pinceladas comunicaba con la elegancia del trazo formas que su pincel de fina punta, dejaba plasmado en una hoja de papel. Sólo un color, el negro, a través de él mil mas aparecían en mi mente, ese trazo era como un sueño de grandes mundos de colores, esos colores eran los representados por ese rasgo que quedaba en el papel plasmado, era lo que sin saber lo que decía, se que contaba una gran historia tal vez la de sí mismo y no existe historia que no tenga mil colores. Es cuando comprendí que un solo color tiene la fuerza de mil colores.

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